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Nochebuena de sabor



La Navidad es una de las festividades donde se conjugan expresiones de paz y fraternidad, las cuales se expresan a través de la comida. Y en esta Navidad México expone una gran variedad de sabores, acorde a su historia y su geografía.

Es una fecha donde no se puede omitir el pavo de Navidad, los romeritos y el bacalao.


En el Norte, se preparar el pan de dátil, planta que sembraron los misioneros en los oasis del desierto. También para esta gran noche se preparan los tamalitos norteños, con chile colorado; las coyotas con piloncillo y cacahuate y el pastel de plátano.

En la zona de la Península de Baja California, que es rica en especie marinas, elaboran el abulón o la langosta en salsa de castañas. En esta zona del Norte los tarahumaras no se quedan atrás y para la cena cocinan chilacas rellenos de queso menonita, bañados en crema y por supuesto que en estos caminos del norte no falta el cabrito a las hierbas acompañado de frutos secos, acompañado de un queso de tuna cubierto de nueces.

En la Huasteca potosina se acostumbra el enorme y suculento zacahuil, tamal de grandes proporciones que contiene guajolote, pollo y, en ocasiones hasta un cerdo completo. 

Zacatecas acostumbra la carne enterrada en sal, cocida al horno y acompañada de salsa brava.

En el Centro del país hay gran cantidad de preparaciones para la ocasión, producto de la amplia diversidad de ingredientes pero también de influencias. 

En Morelos se preparar un bagre de clemole y no puede faltar la cecina de Yecapixtla.

En el Distrito Federal y en el Estado de México resalta todo un mosaico de sabores durante la cena de Navidad, donde brillan los tamales, buñuelos, pozole y romeritos con mole, acompañados de camarón.

En Hidalgo se acostumbra la barbacoa, los pastes mineros, las palomas en chile, los mixiotes de conejo o de borrego y los gusanos de maguey, sin faltar el respectivo jarrito de pulque.

Puebla se distingue por sus famosos chiles en nogada y algunas familias desde el mes de septiembre guardan los ingredientes para elaborar ese delicioso manjar que data de 1821. También acostumbran las aves en pipián y en algunos pequeños poblados se acostumbran los buñuelos acompañados de atole o ponche.

Guerrero se esmera para la cena navideña elaborando un sabroso pozole verde con espinazo, salsa de pepita, tomates verdes y epazote, así como algunos guisos de mariscos.


Es inolvidable pasar la Navidad en Oaxaca, con su tradicional mole negro o el coloradito con carne de puerco, chile ancho y guajillo. Algunas familias indígenas acostumbran las tradicionales tlayudas, grandes tostadas que se cuecen en el exterior de la olla de barro, gruesas y se acompañan con pollo o pescado chintextle en pasta de chile, camarón seco y hierbas aromáticas.

En Veracruz se elabora para la cena una sopa de macarrones con sardina, pollo en cacahuate, perna de cerdo, bacalao a la veracruzana y los tradicionales buñuelos de jaiba.

Jalisco, Colima y Aguascalientes forman el corazón de Occidente. Lugares que para la cena de Navidad, cocinar el tradicional pozole rojo, romeritos y bacalao, sin olvidar el pavo con gran variedad de rellenos. Otra de las especialidades son los tamales, acompañados de ponche y como postre jamoncillos, dulce de tejocote y jericallas.


La Navidad en Michoacán se disfruta con un sabroso pescado blanco de Pátzcuaro capeado con harina y huevo batido. Los uchepos y las corundas no pueden faltar en esta región.

En León, Guanajuato, se deleita durante la Navidad con los tradicionales buñuelos, bañados con miel de piloncillo, guayabas y canela. Se acompañan de atole blanco de puscua (sobrante que cae a la hora de moler el maíz).


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