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El Dr. Atl y los sabores de la década de 1920





Lugares como el Café Colón, Bazar, Tivolí del Eliseo, La Bombilla y Prendes, así como la creación de la ensalada César, dieron ese toque de sabor a la alegre década de 1920, años en que destacó la obra pictórica y escrita del Dr. Atl.

Este 3 de octubre se cumplieron 142 años del nacimiento de Gerardo Murillo, mejor conocido como el “Doctor Atl”, quien naciera en San Juan de Dios, Jalisco. Amante de las letras, la geología, filosofía, historia, crítico de arte, apasionado de la vulcanología, profesor y doctor, así como practicante también de la caricatura, el ensayo y el periodismo. Fue parte de la vida nocturna, de los sitios de moda  y de las tertulias de los años 20 del siglo pasado.



Lo máximo de su obra se desarrolló durante la corriente del arte Nouveau y Decó, y al mismo tiempo, ambos fueron reflejados en los comedores del país con platillos sofisticados y ligeros, a base de aves, patos, pescados y mariscos, acompañados de ensaladas. Lugares como El Sonora-Sinaloa, ubicado en las calles de Colima y Oaxaca, también dieron alegría a la vida gastronómica de México

Tertulias gastronómicas
Personajes como Antonieta Rivas Mercado y Agustín Aragón Leyva solían realizar veladas inolvidables con grandes banquetes de la época.
Antonieta Rivas Mercado iba a la vanguardia con platillos ligeros con aves, codornices, patos o pescados y siempre acompañados de ensaladas, aderezadas con aceite de oliva y vinagre, detalla la nuera de Antonieta, Catherine S. Blair.
La ensayista, escritora y artista, solía invitar al escritor y poeta Andrés Henestrosa, José Vasconcelos, Xavier Villaurrutia, Guadalupe Marín, Tina Modotti, María Izquierdo, David Alfaro Siqueiros,  Agustín Aragón Leyva, Nicte-Ha, Diego Rivera, Frida, José Clemente Orozco, Torres Bodet, Nahui Olin y al doctor Atl, quienes gozaban de suculentas cenas y de un buen vino de su padre Antonio Rivas Mercado, quien lo importaba en barril desde Francia para corcharlo en casa.
En estos años los lugares más frecuentados eran la cantina La Ópera, Café de Tacuba, La Hostería de Santo Domingo y Prendes.
El eco de los conflictos revolucionarios y zozobra del movimiento cristero aún existía, pero no por ello se dejaba de lado la gastronomía. Tanto en restaurantes como en los hogares se preparaban purés de frutas y ensaladas novedosas como la César, nacida en 1926.

Las mujeres cuidaban su figura para poder estar a la moda de los famosos chemises, de manera que optaban por ensaladas y platillos ligeros. Prueba de ello era Carmen Mondragón, quien mantuvo una relación de cinco años con el doctor Atl y que era mejor conocida como Nahui Olin (cuarto movimiento o perpetuo movimiento en náhuatl), en relación a la renovación cíclica del calendario azteca.
Es una época donde llegan a la ciudad de México muchos españoles y abren sus tiendas de ultramarinos con productos como caviar, salmón, angulas, anchoas, trufas, jamones, variedad de vinos y aceitunas de alta calidad.
 

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